El Islote Conejo, situado en la comuna de Queilen, es el hábitat de diversa avifauna como pelícanos, cisnes de cuello negro, garzas, quetro no volador, pilpilenes, cormoranes, gaviotas australes y otras especies. Sin embargo su principal habitante es el Pingüino de Magallanes que anida cada año, desde septiembre a marzo y que actualmente está en riesgo de conservación.
Alrededor de la isla hay bosques submarinos de huiros (algas gigantes) que custodian la reproducción, desarrollo y alimentación de otros seres de mayor tamaño como delfines australes y chilenos, lobos marinos y marsopas espinosas; y criaturas pequeñas como crustáceos, peces, moluscos y otros.
El año 2015, tras gestiones del emprendimiento queilino Quilún Ecoturismo y el apoyo de la ONG Orca Chile, la Armada emanó un decreto que prohíbe el desembarco y la generación de ruidos molestos en el Islote Conejo, sin embargo, esto no se ha respetado. Y a pesar del constante llamado de ONGs y organizaciones locales para mantener este frágil ecosistema que mide 500 x 300 metros (aprox), lamentablemente siguen ocurriendo situaciones donde personas inescrupulosas recalan en su playa y ahuyentan a las aves (especialmente pingüinos) generando abandono de nidos y polluelos huérfanos.
La tarea de cuidar el Islote Conejo y la protección de los Pingüinos de Magallanes no solo recae en los vecinos de Queilen, habitantes de la Provincia de Chiloé y en un Reglamento General de Observación de animales silvestres de la Armada. Necesitamos que más personas, instituciones, agrupaciones y el Estado nos ayuden a alzar la voz, educar sobre la protección de la fauna y trasformar este pequeño paraíso en un Santuario de la Naturaleza.